jueves, 25 de enero de 2018

Por qué los gifs mejoran nuestra calidad de vida

Vivimos en una sociedad marcada por el frenética velocidad y el constante e cambio a la hora de relacionarnos con los demás. Generaciones de finales de los 80 y principios de los 90 hemos vivido la transición de los emoticonos más prehistóricos, los cuales exigían un alto nivel creativo tanto para crearlos como para entenderlos, hasta los más modernos y expresivos.

Con el paso del tiempo fuimos evolucionando, (o desevolucionando, eso ya es cuestión de gustos) como sociedad. Nuestra forma de comunicarnos se vio forzosamente obligada a cambiar debido  a la aparición de programas de movilidad como los Erasmus y compañía. Nos convertimos en una generación internacional, dónde los amigos ya no están al fondo de la calle, si no al otro lado del continente, con suerte.

La aparición de aplicaciones como Whatsapp llegaron con una nueva oleada de forma no verbal de comunicación, pero no quedó ahí, los gifs, que no nos queiten los gifs!

Añaden intensidad y realismo a las conversaciones que antes eran más frías. Añaden absurdo a las conversaciones más absurdas, nos hacen reir en el autobús y conseguir que todo el mundo nos mire. Porque a todos nos gusta recibir el gif de un perrete,  el de una ovación o el de un abrazo virtual. ¿Que a tu mejor amiga le acaba de dejar el novio? Mándale un gif, que acaba de ser madre, mándale un gif, que tu hermano se rompió una pierna, mándale un gif, que te mandan un gif, respóndele con  Suavizan las malas noticias y enfatizan las buenas.

Gifs para todos, que no nos quiten los gifs!

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